Qué vendemos, experiencias o productos?
Cuando
las empresas venden productos o servicios, que ofrecen realmente? Una empresa
de viaje, vende solo un simple viaje, una empresa de cosméticos vende solo un
simple perfume o crema, una empresa de vino, vende solo un buen vino tinto o
blanco? O quizás están ofreciendo algo
más? Tal vez lo que ofrezcan en realidad son
un sin número de experiencias y emociones. Entonces, cómo podemos vender y llegar a un
número cada vez mayor de consumidores?
Los seres humanos tenemos necesidades. Estas necesidades generan deseos y
esto a su vez motivaciones que nos
impulsa a realizar una acción
determinada. Entonces antes que nada debemos conocer muy bien las necesidades
de nuestros consumidores para poder activar su conducta.
1) Conocer en profundidad nuestro producto o
servicio: Como el ejemplo anterior, una agencia de viajes vende algo más que un
simple viaje. Lo que es ofreciendo es vivir nuevas experiencias, conocer nuevas
culturas o lugares, vivir nuevas aventuras. Una empresa de cosméticos ofrece
ser más seductora con sus perfumes, o estar joven con su crema antiedad. Una
empresa de vino, ofrece momentos inolvidables con amigos o un momento lleno de
romanticismo. En fin lo que ofrecen va
más allá de un simple objeto o servicio.
Entonces el primer paso para influir en el
comportamiento del consumidor es conocer bien los posibles efectos o
experiencias que nuestro producto o servicio causará en el público objetivo.
Esto nos ayudará a formular guiones de persuasión que llegarán
a los puntos emocionales del consumidor, llevándolo a un contexto de que ese
producto es algo más, es una nueva
sensación o una inolvidable experiencia.
Es la vida en el aquí y ahora.
Pero debemos tener cuidado de quién ofrece
estas experiencias o emociones, ya que existen
dos tipos de vendedores, los que acosan o los que seducen. Los que acosan
generan rechazo en poco tiempo, los que seducen son aquellos que incitan,
persuaden, tientan, informan, educan, y hacen sentir que el precio es una mera
circunstancia de la vida.
2) Realizar un profundo
análisis del público objetivo:
Existen fuentes públicas y privadas
de donde obtener información que nos permite conocer los hábitos de consumo,
comportamientos y actitudes de nuestro consumidor. Esto nos permitirá dar pasos de manera
organizada y basados en la realidad. Por ejemplo, si queremos lanzar nuestro
producto o servicio explotando los beneficios y ventajas que da el comercio
electrónico, existen distintos lugares o medios, por ejemplo www.adlatina.com.ar, donde nos arrojan datos valiosos acerca de la infraestructura o
canales electrónicos por los cuales llegar a los compradores
potenciales, nos responde preguntas acerca de cuántos han comprado usando Internet, y algo inmensamente útil sus motivos. (http://www.adlatina.com.ar/internet/radiograf%C3%ADa-del-consumo-de-internet-en-argentina)
3) Focalizar las campañas y
maximizar la creatividad:
La segmentación nos ayuda a centralizarnos
en un público objetivo determinado y focalizar nuestra campaña. Segmentar lo
más posible, utilizando datos demográficos, la sociología, la antropología, la
psicología descubriendo los deseos, sentimientos y necesidades del público
objetivo. De esa manera podrá destacar
los beneficios y ventajas de sus productos o servicios utilizando el mismo
lenguaje de ese segmento elegido logrando no solo persuadirlo sino una
interacción que lo llevará a establecer un vínculo a largo plazo. Es importante
tener en cuenta que nuestra campaña debe contener las siguientes siglas AIDA,
es decir un lenguaje y creatividad que genere Atracción e Interés, seguido por el
Deseo y llevando la Acción.
4) Evalúa tanto lo tangible
como lo intangible:
Los accionistas siempre estarán pendientes
del retorno sobre la inversión. De las metas de ventas alcanzadas. Del
porcentaje de mercado conquistado. Del índice de decepción y abandono. Éstos y
otras tantas métricas de Marketing son inmensamente importantes pero no las
únicas y tampoco las de mayor riesgo o ventaja.
El marketing es un juego de competencia
por la conquista de la mente de las personas. No se debe olvidar que el
branding o la marca que se queda en la mente de las personas es algo evolutivo
y a largo plazo. No se puede caer sólo en los números o ventas frías. Se debe actuar de acuerdo a tendencias
manteniendo siempre la coherencia de marca. ¿Qué significamos en la mente del
cliente? ¿Cómo somos percibidos? ¿Qué lugar ocupamos en la escalera? ¿Qué tan
presente hoy en día estamos en las experiencias de vida de nuestros clientes?
Lic. Claudia Rodriguez.